Santo Domingo.- Cientos de personas exigieron este martes en Puerto Príncipe la renuncia del primer ministro de Haití, Ariel Henry, en una nueva marcha contra el Gobierno por su decisión de aumentar el precio de los combustibles.
«¿Quién es Ariel Henry para no exigir su salida?” y “Debe
irse» eran algunos de los gritos que corearon los manifestantes, quienes
aseguraron que no abandonarán las calles hasta conseguir la salida del poder
del actual Ejecutivo.
También lanzaron consignas contra los policías que
reprimieron la protesta con gases lacrimógenos.
Acompañados en su recorrido por una banda de música popular,
los manifestantes denunciaron el alto costo de la vida y la inseguridad que
complica aún más la vida de los más pobres.
Haití se enfrenta a una crisis sociopolítica, económica, de
seguridad y sanitaria sin precedentes, marcada por una inflación galopante y
una persistente escasez de combustible, agravada por un brote de cólera surgido
en algunas de las barriadas más deprimidas del país más pobre del continente.
Las manifestaciones se han multiplicado por todo Haití
después de que Henry anunciara, por segunda vez en menos de un año, el aumento
de los precios de los derivados del petróleo con el argumento de que así
podrían estar disponibles en las estaciones de servicio.
Las actividades cotidianas en las principales vías del área
metropolitana de Puerto Príncipe están prácticamente paralizadas. Muy pocos
comercios e instituciones públicas y privadas han abierto sus puertas y el
transporte público se limita a unas cuantas furgonetas, lo que obliga a las
personas a caminar por calles repletas de basura.
Las escuelas, que deberían estar en su segundo día de curso,
se mantuvieron cerradas este martes debido a la situación de inestabilidad.
Nadie sabe cuándo se reanudarán las clases, mientras las autoridades educativas
abogan por una reapertura gradual.
Además, cada semana, los precios de los servicios y
productos de primera necesidad suben en un país donde miles de personas
necesitan ayuda alimentaria.
Haití corre el riesgo de sufrir una gran catástrofe si
persiste la escasez de combustible. Ya las emisoras de radio, los hospitales,
las instituciones bancarias y las empresas están reduciendo considerablemente
sus servicios ante las dificultades para obtener carburante.
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